viernes, noviembre 24, 2006
martes, noviembre 21, 2006
... y horas me lleva arreglar el cabello porque me gusta que se vea impecable y bien planchadito cuando se trata de ocasiones especiales...
Para mi es muy importante y yo creo que para cualquier mujer, bueno, mejor no generalizo, dejemoslo en que sólo es impotrante para mi círculo de amistades...
"Yo prefiero no desayunar y tener tiempo de alaciarlo antes de ir a la oficina". Nomás para que se den una idea de lo importante que es para nosotras...
En mi caso me gusta planear mi tiempo y todo gira en torno a cómo llevaré el pelo: rizado o lacio...
Si es la segunda opción, tengo que tomar un par de horas para lavarlo, secarlo y plancharlo para que quede a mi total gusto...
No es que tenga el chino muy marcado, de hecho no es así, es más bien ondulado y hasta eso, se me marca bien el rizo, pero así me siento despeinada, así que prefiero el liso...
Y todo este post que derrocha asquerosamente y a placer, tanta superficialidad y vanidad, viene a una duda existencial que me atacó este fin de semana... Realmente el hombre se da cuenta de todo este ritual...?
Verá la diferencia entre rizado y lacio...? Realmente le importará cómo lleve el cabello su novia, esposa o amante...?
A poco llega a decir a sus amigos "Nombre compadre se alació el pelo y se veía super bien!" Realmente el cabello importa...?
Yo necesito saber para ya no pasarme horas y horas siendo esclava de la plancha... Bueno, a quien quiero engañar, seguré siendo esclava de la plancha cuando se trata de ocasiones especiales porque lo hago por mi, para sentirme bien y porque me gusta mi look de cabello lacio...
martes, noviembre 14, 2006
Se acostumbra hacer con botellas muy viejas, vinos antigüos que han estado almacenados por más de 10 años y que guardan en su interior, sedimentos producto del proceso de añejamiento...
La idea es tomarlos limpios pues los sedimentos les dan un toque terroso y algo amargo al caldo, aunque hay quienes prefieren beberlos con todo ese bouquet aromático y añejo, ya es cuestión de gustos..
El fin del decantado es oxigenar el producto y enriquecer su expresión aromática, eliminando los sedimentos que se formaron con los años.
El proceso es el siguiente:
Se saca la botella de la cava de manera horizontal, de esa forma se coloca en una canastilla para descorcharla.
Se prende una vela que se coloca cerca de la botella, así se vuelve translúcida y vas viendo cuando el vino se va trasladando de la botella al decantador.
Una vez que se llega al fondo de la botella, que es cuando los sedimentos se van a empezar a ir al decantador, en ese momento se para la operación, obviamente, quedará un poco de vino con el sedimento revuelto, pero en el decantador va a quedar limpio totalmente, brillante y cristalino y listo para beber.
Todo el proceso requiere cuidado porque, si en un momento se voltea la botella, todos esos sedimentos, que tardaron años en caer, volveran a mezclarse con el vino, arruinando la decantación...
Entonces el vino se vuelve turbio, terroso y en ocasiones desprende aromas desagradables por la antigüedad de su añejamiento haciéndolo poco atractivo para quienes gustan de la pureza de un vino limpio...
Entonces hay que esperar años para que estos vuelvan a bajarse...
Nada que ver la comparación, pero hoy me siento como un vino mal decantado, turbio y amargo, que creía ser limpio, pero que últimamente lo han revuelto tanto, que se ha convertido en un mar de confusiones. Lo peor es que mis sedimentos son ya de 30 años, será tarea difícil regresar a la claridad, pero espero que no imposible...
viernes, noviembre 03, 2006
Me sorprende la facilidad que las mujeres tenemos para cosernos el velo al cráneo, y no hablo sólo por mi, la mayoría (si no es que todas) lo hemos hecho alguna vez en la vida...
Conocemos a alguien que nos agrada y con quien hacemos "click" e inmediatamente empiezan las imaginaciones y hasta se los contamos a las amigas!
Medio en broma medio en serio pero nuestra mente empieza a divagar "Y me voy a vivir a Panamá, aprenderé a surfear... nooo si su familia y yo nos vamos a llevar de maravilla, ellos me va a adorar porque yo soy LA ONDA y vamos a tener hijos hermosos. El único problema es mi pelo que se enchina con la humedad de la playa pero no importa, el amor lo puede todo!".
Y así, en treinta y cinco segundos resolvemos nuestra vida amorosa y futuro al lado de quien prácticamente acabamos de conocer...
Pero sabia virtud, de conocer el tiempo... porque de haber empezado con una sarta de ideas, alucinaciones, fantasmas y extraterrestres, en tres citas todo culmina en decepción pues el "pelado" resultó ser un mamón, nacote y aferrado a tocar los timbales en un antro a pesar de que seguridad ya lo ha bajado dos veces de ahí... qué osoooooooooo!
En ese momento, justo en ese momento terminamos preguntándonos, "qué demonios estaba pensando yo cuando acepté salir con este?"
Y luego ya en nuestra casa viene la "imaginancia" del futuro: "Que bueno que Dios me libró de ese hombre porque hubiera terminado en una choza en Panamá, toda china, gorda, despeinada y embarazada, con un "huerco" en brazos, otro de la mano y uno más haciendo castillos de arena a la orilla del mar mientras me ponen el cuerno con una costeñita".
De veras que podemos llegar a ser muy extrañas... pero lo peor del caso es que no nos pasa una, ni dos, nos pasa varias veces, y seguimos soñando y soñando hasta que encontramos al príncipe azul, ese que nos quiere y apapacha a pesar de nuestras chiflazones y nuestra baja y sube hormonal...
Ese al que le vale un gorro si andamos chinas o lacias, maquilladas o desmaquilladas, fashion o fashosas, y que cada mañana se despierta para agradecernos que estemos a su lado...
OK mi mente vuelve a divagar... por qué somos así...?!
jueves, noviembre 02, 2006
miércoles, noviembre 01, 2006
Estos días han sido de andar en la calle visitando centros comerciales y tiendas super nice para tomar ideas interesantes para navidad...
Hace mucho que no lo hacía y la verdad es que andar de tienda en tienda, para mi resulta demasiada tentación pues es imposible resistirse y no salir con una bolsita de algo que realmente me gusta...
Ayer me tocó visitar Liverpool Valle Oriente y San Agustín, de donde salí con un par de bolsas que me encantaron y que ya necesitaba...
Saliendo de ahí tomé un camino que poco acostumbro, porque paso por la parte "feita" y hay mucho tráfico, pero como andaba como zombie por un momento no muy grato que pasé a la hora de la comida, pues le seguí derecho y fui a la calle esa que siempre me da curiosidad...
Saliendo del túnel para tomar Morones, hay una colonía muy pobre, con casas hechas con cartones y láminas, muy, muy pobre...
Y me ha tocado ver que de repente la gente que vive ahí hace su carne asada en la banqueta y se toman sus cervecitas, y siempre me llama la atención y quisiera entrar porque se ven lugares acojedores... extraña sensación...
Ayer por ser Halloween me tocó ver salir de esas casas a unos niños disfrazados, salían de una casa y entraban a otra, me dió la impresión de que se buscaban entre sí para ver qué se pondrían para salir a pedir dulces a la calle...
Mientras esperaba la luz del semáforo, no pude evitar tratar de asomarme al interior de esas casas, ya estaba oscureciendo y tenían prendida la luz...
Pude ver objetos muy viejos que la gente tira y ellos me imagino, recogen... Observé a los niños juguetear con sus disfraces, felices y recordé mi niñez...
Rara vez salíamos a pedir halloween, mi mamá siempre decía que era peligroso y que quién sabe qué dulces o cosas raras nos podían dar, así que ella nos compraba los dulces y así llenábamos la calabaza...
Si salíamos era muy temprano porque decían que más noche bajaban los niños de los cerritos y quién sabe por qué no querían nuestros papás que anduviéramos en la calle a esas horas...
Yo creo que nos cuidaban mucho de que no anduviéramos en la calle solas y tarde, al fin y al cabo éramos dos niñitas, así que nos protegían demasiado y raras veces salimos a pedir halloween...
Pero viendo a estos niños vinieron a mi mente esas noches de halloween, los disfraces, los dulces y todo el show para elegir cómo vestirte para salir a la calle...
De repente el semáforo cambia a verde y dejo atrás esa calle que me da tanta curiosidad, con esos niños disfrazados, buscándose unos a otros y esperando para salir a pedir sus dulces...