Matriarcado
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Salir con mi madre, desde niñas, ha sido todo un ritual, que si traemos limpios los zapatos, que si nos lavamos los dientecitos, que si el cabello, que si la arruga en el vestido, que si los oídos limpios, que si las uñas de las manos...
Apenas salíamos las tres y empezaba el maratón de regresos a casa, subía mi hermana al carro y mamá la bajaba porque traía los zapatos sucios, yo regresaba de la misma tarea y me volvía a bajar porque traía un gallo en el cabello, en el camino me encontraba a mi hermana que regresaba de su tarea y volvía a ser bajada por otra cosa, y así suscesivamente hasta quedar perfectitas.
Sanjuana, la muchacha que trabajó en mi casa miles de años, era quien nos recibía con una sonrisa (burlona) pues ya sabía que tenía que darle el ultimo vistazo a nuestro peinado y limpieza para que mamá no nos regresara nuevamente.
Una vez que a su juicio estabamos listas, ponía el carro en marcha y partíamos a nuestro destino, cualquiera que este haya sido...
Siendo tres mujeres en casa (para desgracia de mi padre) de lo único que se hablaba (y se sigue hablando) es de moda, ofertas y peinados. Nuestra lectura eran las revistas de Vogue y Vanidades, de las cuales había suscrpción, sin contar mi libro consentido por muchos años: Mujercitas. Sí, en pocas palabras era toda una ñoña! jajajaja...
Parte de las obligaciones de vivir en esa casa, era estar siempre impecable dentro y fuera de ella, y esto lo heredamos, a fuerza, de mi madre...
Tanto nos inculcó esa actitud y tan arraigada la tengo, que no puedo evitar ser crítica cuando veo unos codos rasposos, unos pies descuidados y la ropa arrugada.
Así crecí y así me acostumbré, a checar mi ropa y mi cuerpo, que todo esté como debe estar, por eso a veces llego tarde al trabajo porque encuentro una arruga en mi ropa, me ví un pelito de más en la ceja o el esmalte de las uñas de mis pies empieza a verse agrietado...
Pero ayer de plano rompí record de tardanza y me tuve que ir con el pantalón medio arrugado... Dicen que no se notaba mucho pero yo veía las arrugas multiplicadas por tres, y eso fue lo que dio origen a este post: mi obsesión por estar presentable, además de mi obsesión por la limpieza, pero ese es tema para otro post...
En parte me gusta ser de esa manera, algo hay en la limpieza en general, que me atrae, me tranquiliza y me hace sentir confiada en todo momento, y eso se lo agradezco a mi madre...
Pero también creo que tengo que aprender a ser más relajada y a dejar que las cosas se ensucien...